Noelia junto a otros premiados de la provincia de Jaén |
Noelia Ramírez Peña, una alumna de 1º de ESO C de nuestro Instituto ha ganado el tercer premio en el Certamen literario "Solidaridad en letras", convocado por la Consejería de Administración local y Relaciones Institucionales. Fueron varios los alumnos seleccionados por su profesora para participar en este Certamen en el que Noelia ha sido premiada.
El Consejero y otras autoridades en la entega de los premios |
El viernes pasado, Noelia se trasladó a Cádiz donde recibió el premio
Alumnos que se dirigen a recibir el premio |
Enhorabuena a la alumna, a su famila y a su profesora.
Noelia (a la derecha) junto a otros premiados que enseñan su diploma |
TEXTO
EJEMPLO DE
SOLIDARIDAD
Noelia Ramírez y su profesora Mª José Marchal |
En un país
muy lejano, tan lejano que no aparece en ningún mapa, había un pueblecito muy
pobre, casi todos sus habitantes eran
ancianos y los jóvenes que allí vivían eran escasos, igual que los niños que
correteaban por sus calles empedradas.
El día
dieciocho de enero de dos mil ocho a las 03,30 horas, los habitantes se
despertaron sobresaltados, un temblor de tierra, de 3.00 grados en la escala de
Richter, hizo mover sus casas. Todos los vecinos salieron asustados a la calle
y se reunieron en la plaza del ayuntamiento, donde comentaban lo que había
sucedido, los ancianos recordaban que, tiempo atrás,
había ocurrido algo similar. Los niños lloraban desconsolados, ataviados
con sus pijamitas, zapatillas de paño y
envueltos en sus mantitas, en esa noche oscura como la boca de un lobo y gélida
como si estuvieran en Siberia; cuando de pronto, un segundo temblor volvió a
sacudir la tierra con más violencia que el primero, el suelo se abrió ante sus
pies, las casas comenzaron a derrumbarse y a resquebrajarse, la torre de la
iglesia con su campanario, cayó al suelo como si fuese un castillo de naipes,
la fachada del ayuntamiento se abrió en dos y todos los que estaban reunidos en
la plaza, comenzaron a correr despavoridos y gritando sin saber a donde
dirigirse; el caos se instaló en esa pequeña localidad. El alcalde y la policía
local que eran la máxima autoridad del lugar, pronto se hicieron con el control
de la situación.
Lo primero
que hicieron, fue buscar un lugar seguro, donde refugiar a la población del
derrumbe y de la fría noche, decidieron que fuera el polideportivo que era el
lugar más amplio para acoger a los habitantes que se habían quedado sin hogar,
llevaron colchones, almohadas y mantas así como alguna que otra estufa de gas, por
suerte, el polideportivo no había sufrido grandes desperfectos, y había luz y
agua corriente, gracias a que la presa y la central hidroeléctrica no habían sufrido
daños considerables.
Todos los
vecinos ayudaron en la medida de sus posibilidades. Doña Candela, la panadera,
llevó pan y dulces, el tío Toño, leche de su vaquería, don Cristóbal, el médico
del pueblo, hizo las primeras curas de emergencia, el señor cura se encargó de
dar consuelo y ánimos.
El desánimo
era generalizado entre la población, los habitantes creían que al ser el suyo
un pueblo pequeño, nadie se acordaría de
ellos y no recibiría ayuda de las administraciones. Pero qué equivocados
estaban.
A las pocas
horas de producirse tan terrible suceso, al pueblo llegó Protección Civil, la
Unidad Militar para Emergencias, y voluntarios de las diferentes ONGs. Lo
primero que hicieron, consistió en instalar en un tiempo récord, tiendas de
campaña y un cuartel general para coordinar las labores de emergencia, también
llegaron voluntarios de una unidad especializada en la búsqueda y rescate de
personas desaparecidas, con sus perros rastreadores.
Pasados
unos días, que se hicieron interminables, las autoridades notificaron, que no
había que lamentar desgracias humanas, solo eran materiales, y que con ayuda de
los lugareños y voluntarios, el pueblo
pronto recobraría la normalidad.
En ese
instante, tomó con más fuerza el significado de la palabra SOLIDARIDAD, como
valor humano, en la que vecinos, autoridades, voluntarios de las ONG,
Protección Civil y la Unidad de Emergencia Militar, trabajaron codo con codo,
en un momento difícil. Esa pequeña gran palabra, significa, tender una mano a
las personas más desfavorecidas, no solo se debe aplicar a una situación de
emergencia producida por las guerras o desastres naturales, sino también a
nuestros seres queridos.
Solidaridad
es luchar y trabajar para lograr una meta en la que la raza, religión, sexo o
ideas políticas, no pueden anteponerse a la persona. El ejemplo de ese pueblo
debe ser el espejo en el que la humanidad debería mirarse.
Noelia
Ramírez Peña
1º de ESO
C. I.E.S. Auringis
¡Espectacular Noelia! Enhorabuena.
ResponderEliminarLas lectoras incansables como tú, además de disfrutar aprendéis a escribir bien, construyendo argumentos y regalando detalles.
Un beso mío y otro de tu amigo Mario.