Noelia Ramírez Peña ha conseguido el segundo premio de su categoría en el concurso literario de Jóvenes Periodistas del Diario Jaén. Ya en el mes de noviembre, obtuvo otro segundo premio en el Certamen literario "Solidaridad en letras". Ahora, con otro trabajo, de nuevo se reconoce (entre varios miles) el talento de esta alumna para escribir. A la entrega de premios asistió la Consejera de Educación de la Junta de Andalucía.
¡Enhorabuena a Noelia, a su familia y a su profesora!
NOELIA RAMÍREZ PEÑA RECIBE SU PREMIO on PhotoPeach
SOLIDARIDAD UNA FORMA DIFERENTE DE CONCEBIR LA VIDA
Esta es la historia de cómo el artículo de un
periódico, puede cambiar la vida de una persona.
Como cada domingo, me gusta
desayunar tranquila, sin el agobio de tener que salir corriendo escaleras
abajo, para no perder el autobús y no llegar tarde a mi trabajo, como iba
diciendo, me encanta tomar un buen desayuno, delante de un humeante café, bien
cargado y sin azúcar y mi “Diario Jaén”, esperándome para ilustrarme con las
últimas noticias de Jaén y su provincia, cuando de pronto, mis ojos se dirigen a un titular en
el que se puede leer:
“Elena Martín Abad, vecina de Jaén, va a ser
homenajeada el próximo lunes, por su colaboración como médico en la ONG Médicos
Sin Fronteras”.
Al momento, recordé, que Elena, había sido mi
compañera de piso en mis tiempos de universidad, cuando estudiaba medicina, en
fin seguí leyendo para ver que hazaña tan importante había realizado para
recibir dicho homenaje, continué hojeándolo ávidamente, así conseguí descubrir,
que Elena pertenecía a Médicos Sin Fronteras, había estado en Afganistán cuando
la guerra estaba más recrudecida.
En el artículo se explicaba detalladamente
que Elena, había puesto en riesgo su propia vida en más de una ocasión, para
salvar a personas que no conocía. Médicos Sin Fronteras había puesto en marcha
un Hospital Traumatológico, porque el que había en la ciudad de Kabul, había
sido destruido tras los bombardeos; el hospital de campaña realizó 4.500
operaciones durante los tres primeros
meses, de los cuales, 200 terminaron en amputaciones de algún miembro, pero si
esto era impactante, lo que más me enterneció, fue la atención obstetricia de
urgencias, será porque yo soy matrona y me toca la fibra sensible.
Un poco aturdida, me quedé mirando el
periódico, con mirada ausente, tomé mi taza de café, le di un pequeño sorbo y
en ese instante me pregunté que había
hecho con mi vida.
Si, tenía un bonito apartamento en la mejor
zona de la ciudad, estabilidad económica, una profesión que me satisface,
viajes a exóticos países, vestidos y zapatos de última moda, la verdad, tenía
una vida muy cómoda que cualquiera de mis amigas hubiera “matado” por tenerla,
bueno todas no, porque Elena había preferido prescindir de todo eso, pero había
encontrado algo que la llenaba por completo, ser útil a personas que
necesitaban ayuda, a las que no conocía y por las que habías expuesto su vida.
De repente pensé: ¡caray!, eso significa la solidaridad,
ayudar a los demás sin esperar nada a cambio y pudiendo perder mucho con ello,
como podía ser su salud y su propia vida. Es decir, pensar en los demás antes
que en uno mismo.
Cerré el periódico, era hora de hacer algo
con mi “cómoda vida”.
Al día siguiente, fui a hablar con ella, le
dije lo valiente que era, que el mundo siempre estaría en deuda con
personas tan comprometidas con los demás
como ella.
Elena me explicó que eran una de las
mayores organizaciones humanitarias independientes del mundo, pero su misión
sigue siendo la misma: dar asistencia a poblaciones en situaciones de crisis,
sin discriminación por raza, religión o ideología política. En MSF trabajan hombres y mujeres de diversas nacionalidades, que
ejercen su labor con ilusión y compromiso.
Eran profesionales con formación y
experiencia suficientes para un óptimo desempeño de sus funciones, con gran
sentido de la responsabilidad y capacidad de adaptación al entorno cambiante en
el que MSF desarrolla su actividad.
Buscaban personas interesadas en
incorporarse como trabajadores humanitarios en los proyectos que llevamos a
cabo en el terreno.
Decididamente yo, en estos
tiempos que nos ha tocado vivir, quiero pertenecer a esa clase de personas, que
anteponen la vida de los demás a la suya propia.
Y así fue como aquel domingo, un
pequeño artículo en mi diario favorito, cambió mi vida para siempre, hoy soy cooperante y pertenezco a esta gran ONG. Mi modo de vida no
es igual que el de antes pero, ver las caritas de las mamás cuando cogen a sus
hijos por primera vez en sus brazos, bajo bombardeos o desastres naturales,
vale la pena.
SER SOLIDARIO NO ES UNA MODA, SINO UNA MANERA DIFERENTE DE CONCEBIR LA
VIDA.
Noelia Ramírez Peña 1ºC IES AURINGIS
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